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El Museo del Liceo de Costa Rica rescata la historia de Costa Rica a través de la historia del centro de estudios. Posee una gran colección compuesta por piezas de arte, pinturas y artesanías. Además cuenta con fotografías de los principales personajes de Costa Rica en el siglo XX.
También cuenta con una Sala del Deporte, una Sala de Trofeos, una Sala de Expresidentes y Beneméritos de la Patria y una Sala de Premios Magón donde se resguardan objetos de dichos egresados, libros y otras antigüedades. Además brinda conferencias sobre temas liceístas.
El Liceo de Costa Rica, fundado el 6 de febrero de 1887, coronó con su creación los esfuerzos de su gestor, el Lic. Mauro Fernández Acuña, quien buscó con ello el inicio de la gran reforma educativa llevada a cabo a finales del siglo XIX.
Uno de los principales objetivos de la fundación del Liceo fue el de servir de modelo a los de su clase, llenando las necesidades educativas de la sociedad costarricense de aquel entonces; de ahí que sus planes de estudio fueran cuidadosamente preparados por su fundador, contando desde luego con el respaldo del gobierno de don Bernado Soto.
Abrió sus puertas en el mes de marzo de 1887, con la protección de la Universidad de Santo Tomás y con un excelente grupo de profesores, algunos costarricenses, pero en su gran mayoría fueron traídos de Europa. Uno de ellos fue don Luis Shonau nombrado Director del Liceo.
Desde este momento, estaba llamado, por el espíritu de sus fundadores, a desempeñar el papel de centro único nacional de la cultura superior de aquella época. Preparatorio de las carreras universitarias, siendo a la vez Escuela Normal, Instituto Comercial e Instituto Técnico, la institución llenó el vacío que dejara la Universidad de Santo Tomás clausurada en 1888.
Al correr del siglo XX, el Liceo se ha acomodado a la cambiante sociedad y a las exigencias económicas, políticas y sociales de la época, pero siempre con sus puertas abiertas a las juventudes dignas y estudiosas de Costa Rica. Alumnos de todas partes del país se dan cita en el Liceo; en ese contacto, el hijo del rico establece relación intelectual o bien sentimental con el hijo del obrero, con el hijo del empleado público, con el hijo del campesino. Un mismo entusiasmo contagia a todos los muchachos, para quienes los prejuicios sociales casi no existen.
Muchas personalidades políticas, científicas, de la banca, del comercio, la industria y sobre todo, los primeros maestros que cumplieron su noble misión educadora en el campo y la ciudad, deben al Liceo de Costa. Rica su formación.
Con mucho orgullo, esta Vieja Casa de Enseñanza, siente que en una u otra forma ha llegado a casi todos los hogares de Costa Rica, contribuyendo en gran medida a fortalecer los pilares de nuestra democracia; ha respondido a la imperiosa necesidad social del siglo XIX y trazó un nuevo rumbo en la ideología y orientación de las juventudes.
Fuente: Sitio web de la Asamblea Legislativa, Salón Beneméritos.
El Liceo fue fundado por decreto el día 6 de febrero de 1887, durante la presidencia del licenciado don Bernardo Soto Alfaro, como iniciativa del licenciado Mauro Fernández Acuña, quien estaba a cargo de la Secretaría de Instrucción Pública durante esa misma administración, y quien para entonces llevaba a cabo un vasto programa referido a la Reforma Educativa en nuestro país. La fundación del Liceo de Costa Rica representó un replanteamiento educativo integral, y fue llamado a convertirse en un centro educativo modelo y rector de la educación nacional.
El inmueble fue diseñado por el ingeniero arquitecto italiano Francisco Tenca Pedrazzini, quien llevó a cabo los dos edificios principales, en los que se utilizó mampostería de ladrillo y enchapes de piedra canteada en el área del zócalo, y la casa del director, obra del arquitecto suizo italiano Lorenzo Durini Vasalli. La arquitectura de estos inmuebles es de influencia historicista, especialmente la utilización de detalles de influencia neoclásica. Los vínculos entre los lenguajes propuestos por estos arquitectos como elementos simbólicos de la función del inmueble, y las políticas de progreso imperantes en el país, se complementaron como un esfuerzo de consenso entre las partes.
Existía un compromiso por parte de los arquitectos inmigrantes de ese momento, como Tenca y Durini, de crear una arquitectura que pudiese justificarse formal y funcionalmente, y para ello utilizaron un historicismo arquitectónico de calidad sin precedentes en el país. Hoy día, lo que conocemos como Liceo de Costa Rica, en realidad forma parte de un conjunto arquitectónico que comprende varios elementos, que manifiestan diversos lenguajes formales, de acuerdo a la época en que fueron construidos.
El inmueble fue declarado Patrimonio Histórico Arquitectónico según decreto Nº 13129-C del 30 de noviembre de 1981.
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Casa de la cultural liceísta, Liceo de Costa Rica. Calles 9 y 11 Avenidas 18 y 20.